Estuve exiliado por más de medio año en el rancho de mi padre.
Venia muy poco a Matamoros, generalmente para abastecerme de víveres o insumos para el rancho, nunca llegaba a mi casa.
Un fin de semana vine a cenar con mis compas R y C, ha de haber sido en Los Portales porque de regreso pasamos por la Funeraria Lozano.
Me llamo la atención el anuncio que tenía la funeraria anunciando a los difuntos, el anuncio era de los que cambiabas las letras de forma mecánica o magnética.
Les grite párense vamos a anunciar mi funeral.
Vi que había suficientes letras para escribir mi nombre y abreviar mi apellido.
El problema era que el anuncio estaba como 3 metros de alto y estábamos contemplando como podíamos subir.
En eso se acerca el velador y nos dice algo como “buenas noches les ….”.
En mi estado de amargura le conteste de forma fuerte y grosera1 ¡Y tú que pedo!
El velador dijo “no nada” y se alejó.
Dios ilumino al conductor y dijo vámonos.
De no haberlo hecho hubiéramos amanecido en barandilla y en la galería de pillines del periódico .
1 a la fecha me apena mi nefasta actitud con el velador que no se lo merecía
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