Voy a volver a lo básico, creo que lo empezaré de nuevo, esto me lo he dicho y propuesto numerosas veces, casi siempre después de haber sobrevivido múltiples tormentas y cataclismos de mi propia creación.
Y cada vez este concepto me ha parecido muy sensato (todas las voces en mi cabeza lo aprobaron unánimemente).
Me doy cuenta la ubicación del punto donde empieza “lo básico” esta mal ubicado.
Este punto debería ser un domingo en la tarde cuando tenía unos seis años en el jardín de la casa de mis abuelos. Recostado boca arriba en el pasto recién cortado después de haber jugado mucho con mis primos.
Estoy a la sombra de enormes fresnos viendo las nubes flotar y bailando en el más hermoso de los desfiles lentos con el perfecto fondo: el azul del cielo. Y contemplando todas las posibles posibilidades que me esperaban.
El punto que anteriormente he tomado sin exito, es la intersección de las cuatro esquinas:
- Momento de autoconciencia
- Los patrones generacionales heredados
- Ignorancia
- Miedo
Con un semáforo descompuesto, y el tráfico dirigido por el oficial tránsito de apellido Hegoh.
Llegó el momento cambiar cordenadas para volver a tener cielo en los ojos.
No hay comentarios