En mi juventud había comerciales en la TV americana de un abogado dispuesto a defenderte, inferido creo era que lo haría aun cuando te habías “portado mal”.
Su slogan era “no deje que la ley lo castigue”.
Precursor a todos los actuales abogados payasitos (el martillo, el tiburón, el brazo fuerte, la pistola, la reata) abusando del sistema para demandar por lo más absurdo; pero bueno a la fecha llevan centenas de millones de dólares en compensaciones para sus clientes por los malestares psicológicos que tuvieron que aguantar/vivir (pobrecitos).
Cuando yo he peleado con la ley, la ley ha ganado; cuando me he peleado con la autoridad, la autoridad ha ganado.
La ultima vez que fui a una gerencia de misterio público, me dio mucho miedo.
Desde que llegue sentí un ambiente inhóspito y tenso, el carwash pasa en su bicicleta con su cubeta midiéndome, listo para reportarme en su celular (halcón posiblemente, para mí un gorrión).
En la recepción indiferencia y malestar; en el rostro del enano que me recibe noto que para él soy presa y desea/espera su participación una vez que me destacen.
Guardianes de la justicia ¿Quién me resguarda de ustedes?
* Posiblemente la imagen la hice algo críptica (la idea era que muestre ironía y culeridad).
Es referencia a la canción “I can’t drive 55”. El protagonista le dice a la autoridad: “si ya sé, la cague, no puedo conducir a 55 MPH, atórame con una multa por ir a 125 MPH”.
En México creo no tengo la opción de expresar algo similar, de cajón esta dado por hecho que soy acusado de conducir a +250MPH; y para retacar el expediente (ancho de la mordida) tambien soy culpable de no vacunar mis perras contra la rabia.
Lo culero está en que tengo la opción de irme a USA si me atoran, para mi sería un suicidio lento; no sé si aguantaría vara, pero tampoco quiero ser mártir.
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