Por muchos años le pedí a Dios me ayudara a encontrar la media para vivir mi vida en “paz y armonía”.
Si me contesto no lo oí, y si no, no lo culpo; mi petición era ingenua y egoísta.
No hay una media en la vida.
Para que haya una media se requieren puntos fijos de referencia, sin ellos todo son metas y blancos inalcanzables por su constante movimiento.
El único punto de referencia fijo es Dios.
Aun así, que hueva vivir “una vida media” y creer que se puede controlar.
Sin los abismos no he podido apreciar las cimas.
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