Época navideña, en auge la venta de cohetes pirotécnicos.
Mi hermano y yo nos abastecimos muy bien, sobre todo de unos cohetes que estaban de moda, estos giraban y luego volaban emitiendo un sonido.
Tuvimos la gran idea de juntar una docena de paquetes de estos con unas ligas y encenderlos todos a la vez en el patio trasero de la casa, este ilumino majestuosamente la noche y además volaban al cielo.
En menos de 20 minutos tocan en la puerta de la casa, es doña L la vecina encargada de los departamentos adjuntos a nuestra casa.
Informa a mis padres que en el tendero de los departamentos se había quemado ropa de una inquilina y estaba sumamente enojada.
No nos fue tan mal con el castigo, tuvimos que ir a pedirle perdón a la señora y decirle que le pagaríamos para que repusiera la vestimenta perdida.
La señora nos da una santa pedorriza de forma indignada y comenta que su ropa era de marcas muy finas, creo también menciono la palabra seda.
Al otro día mi hermano y yo fuimos a ver los resultados de nuestra travesura.
Vimos los remanentes de varios calzones marca K-Mart fundidos en el piso, obviamente no eran de seda.
Nos salió barata la regañada, caro a mi padre la restitución y la vecina se ajuareo.
10 de 10 lo volvería hacer.
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